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lunes, 19 de marzo de 2012

Poemas de un amor eterno de cuatro días y tres noches...



Que emoción, loco deseo,
tenerla entre mis brazos.
Las palabras quedan cortas,
tan solo son tópicos.
Pero sé que al principio,
sentir dolería, de bueno,
y no dejaría de temblar.
Después sería dulce, suave,
un interludio, amor tranquilo,
descubrir rincones escondidos,
sentir cada punto en nuestra piel.
Lento, disfrutando la espera,
crecería el deseo, ansiando explotar.
Cuando la pasión casi nos doliera,
los sismógrafos en todo el mundo
darían fe de nuestro amor.



Baila conmigo, mi amor,
con las notas de una jiga celta
y déjate llevar por su música.
Mientras las gaitas viven,
en los brazos de los gaiteros,
tu y yo, como flauta y violín,
bailaremos dando mil vueltas,
hasta poder levantar el vuelo.
Cuando la música acabe,
antes de volver al baile,
las nubes nos darán reposo.



El amor, ah!, el amor,
encantos y desencantos.
Te lleva a las nubes,
para bajarte al fuego,
Te llena de felicidad,
y la cambia por dudas.
Gritarías a los cuatro vientos,
salvo por el miedo al ridículo.
Esperas una dulce palabra,
y encuentras pragmatismo.
Das entrada a la razón,
y ella quiere ternura.
Sólo la práctica hace,
que el tempo se ajuste,
pero en la espera,
el amor desespera,
mientras el corazón
late a ritmo de samba.



Una guitarra canta,
una melodia triste.
Suena la melancolía,
la flauta se añade,
un dueto de lágrimas.
Entonces la gaita,
llora por los amantes,
acompaña su tristeza.

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