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miércoles, 27 de octubre de 2010

Panta Rei

Tengo un amigo que se ha refundado. Eso es lo que él dice y repite cienes de veces, y yo sigo sin ver qué quiere decir.

Tengo un amigo que se ha refundado. Según él, ha dejado de preocuparse por las cosas, nada le molesta, todo fluye.

Hace unas semanas nos comentó que ha llegado a tal nivel de equilibrio con el universo que incluso tiene agradables conversaciones con un ficus que tiene a la entrada de su casa. Sí..., habeis leído bien, con un ficus...

Días después, en un arranque de comunicación sin límites (estar refundado parece que influye en estas cosas), nos confesó que había mantenido una profunda discusión filosófica sobre el orígen del universo..., con una reluciente y metalizada grapadora que tiene en la mesa de su despacho!

Puede pareceros extravagante, tal vez una "boutade", otros amigos quizás lo habrían ingresado de urgencia antes de que se encontrase con Harvey (ya sabeis, el famoso conejo gigante), pero nosotros lo conocemos muy bien y sabemos que todo lo que nos cuenta, aunque sorprendente, es totalmente cierto.

Lo que no nos ha dicho es si, aparte de comprender a ficus y grapadoras, ahora se entiende con familiares y conocidos, aunque yo creo que incluso con la refundación hay cosas imposibles en este universo.

Tal vez influenciado por su proselitismo, el otro día estaba en el supermercado, cuando de repente me quedé solo y en silencio entre los lineales, y acabé por escuchar voces desde la zona de bollería, junto a las rosquillas de chocolate en oferta 7+2 (es un relato sin publicidad), aunque salí corriendo antes de comprobar mis sospechas sobre su origen.

Seguramente fueron imaginaciones mías..., excepto que esto de la refundación sea contagioso..., y mientras sean ficus o grapadoras, o incluso rosquillas, la cosa tiene un pase, pero como se me aparezca Harvey me voy a quedar tieso del susto.