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domingo, 21 de febrero de 2010

A veces se sueña y se olvida, otras no


Te encuentras caminando por un paisaje húmedo y verde, contrapunto de un fondo azul lleno de irregulares figuras de un blanco algo sucio.

No sabes muy bien donde estás, ni de donde vienes, ni nada de nada. Llevas en tu mano un grueso libro, una novela sobre la vida en una ciudad en un delta, donde aparece descrita la vida de una familia y su lucha por sobrevivir, que consigue disponer de agua en su terreno gracias a un pozo que conecta con el delta.

Entras en una ciudad, caminas por calles torcidas y estrechas. Llegas a una plaza, la misma plaza que describe el libro que llevas en la mano. Escondes la portada del libro para no parecer un turista guiado únicamente por el reclamo de lo que describe la novela de turno. Eres un forastero en esa ciudad, pero nadie se fija en ti, como si no estuvieras.

Desconcertado por encontrarte donde la historia de la novela tiene lugar, sin saber como has llegado, te diriges a la salida de la ciudad. En el trayecto, a pesar de saber que estas en Estados Unidos, te cruzas con una niña que juega y habla consigo misma en catalán.

Sigues por el camino de tierra y yerba, a pie pero casi escalando, como si tuviera que costar irse de alli y te encuentras con un grupo de gente que parece seguir el mismo camino, parecen unos estudiantes..., todos ellos hablando en catalán.

Acabas yendo con ellos a un bar, no sabes bien donde, en la salida de la ciudad, o de vuelta a la misma, o no se sabe bien donde. Comentan contigo ser descendientes de quienes emigraron, aunque no queda claro cuando fue eso, ni entran en detalles ni tu preguntas. Pero queda claro que no hay forma de volver por mucho que quisieran, como si no existiese un lugar donde volver.

Al final te despiertas con una extraña sensación, la de conocer aquel lugar, casi estás seguro de que está en New Orleans, pero no sabes bien el motivo de pensar eso, o si algo te ha hecho pensar en ello.

Mientras te preparas para salir de casa piensas que, como muchas otras veces, ese extraño sueño no se quedará más que unos pocos minutos, y finalmente desaparecerá, deshilachado por el viento de la realidad.

Por la noche, sin embargo, algo te impele a intentar ponerlo por escrito, aunque estás seguro de que muchos de los detalles se habrán ido, incluso es posible que a medida que escribas tu imaginación coja aguja e hilo para darle un pespunte a algo que sino puede quedar un poco deslavazado e inconexo.