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jueves, 7 de mayo de 2009

Una buena vida...

Lo reconozco..., me gusta la buena vida...
Me encanta despertar oliendo el verde fresco de la mañana, ese verde mojado que te llega a embriagar, ese verde coronado por una tenue bruma que se evapora minuto a minuto.
Saludo al sol y me responde con suaves caricias, los rayos van perfilando cada centímetro de mi cuerpo, disfruto de las cosquillas de ese calor, y del fresco en mi cuerpo donde aún no llega.
Escucho las músicas de las montañas Tajima, el redoble de las piedras al rodar por la ladera, el aflautado movimiento de las ramas de los árboles, el susurro de las aguas que las recorren.
Es un placer poder degustar cada momento de los relajantes masajes que recibo cada dia, suaves pero firmes, cálidos pero refrescantes, mis músculos bien tonificados, ninguna tensión, todo está en su sitio.
A media mañana, con el sol alegrándolo todo, disfruto de una cervecita bien tirada, o de dos...
A mediodia nada mejor que acabar una sabrosa comida con un poco de sake.
Mantener mi tranquilidad y relajación pide una siesta a media tarde y después un relajante baño de sake que alguna vez debeis probar.
La verdad es que..., no me tratan nada mal.
Al fin y al cabo, esta vez he reencarnado en un Wagyu, y me tratan a cuerpo de buey.

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