Ultimamente David parecía cada vez menos David...
Sentado en la pequeña cocina del despacho, desayunaba, como siempre, una fruta y un yogurt. A veces la fruta era un kiwi, otras era un plátano, o una manzana ácida, en temporada quizás nísperos o albaricoques, pero siempre era lo mismo, una fruta y un yogurt. Vida sana!, nos decia siempre.
Decía estar tan sano y tan en forma que una vez, en una gasolinera, bebió de un barril que por allí había..., y aunque todos nos preguntábamos qué disolventes y otros potingues debía tener el agua del puñetero barril, él decía que el estómago no se le quejó lo más mínimo..., Vida sana! Fruta y yogurt!
Pero cada dia era menos David y más una copia borrosa de si mismo. Lo veías sonreir, y los ojos cada vez más hundidos, más cansados, una caricatura de sí mismo, y sin embargo feliz como en los cuentos con su fruta y su yogur. Vida sana!
Un dia, mientras desayunaba, nos contaba que finalmente su suegra se habia venido a vivir con ellos desde Rusia, pero que el suegro no podía venir ni de vacaciones, era un importante científico que tenia a su cargo muchas investigaciones, todas muy importantes.
Pero, nos contaba David, la suegra se había traido con ella una nevera con los yogures que el suegro le enviaba habitualmente. Vida sana! y yogurts!
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